Los 5 obstáculos más comunes a la hora de meditar

Los 5 obstu00e1culos mu00e1s comunes a la hora de meditarLa meditación es una práctica que favorece el descubrimiento individual y el despertar espiritual de cada persona.

Es un proceso muy personal y quienes practican la meditación saben que la experiencia se profundiza con el ejercicio y que cada quien tiene sus tiempos, sus virtudes y sus limitaciones propias. De todas maneras, hay algunos obstáculos muy comunes a la hora de meditar que suelen ocurrirle a la mayoría de las personas.

Si estás comenzando a meditar, te conviene tener en cuenta las dificultades más frecuentes para que puedas superarlas rápidamente y así profundizar tu experiencia. ¿Cuáles son los obstáculos más comunes a la hora de meditar?

1. El sueño

La sensación de quedarse dormido es uno de los obstáculos más comunes a la hora de meditar. Frecuentemente las personas se preguntan qué deben hacer en estos casos.

¿Hay que combatir el sueño?

¿Hay que ceder a él?

Antes de responder a esta pregunta, primero hay que determinar las causas del sueño.

¿Descansaste bien la noche anterior?

¿Sientes cansancio mental o físico?

¿Comiste demasiado?

Si vienes de un día largo y sientes que tu cuerpo está exhausto, entonces es mejor que medites en otro momento. Lo mismo si no has descansado bien o si has comido demasiado. En estos casos, lo ideal es que escuches a tu cuerpo y descanses. Luego, identifica cuáles son tus momentos de mayor lucidez para meditar y así podrás evitar el cansancio y el sueño.

En cambio, si has descansado bien y sientes que no es razonable que te duermas durante la meditación, debes hacer un esfuerzo y concentrarte en mantener tu mente despierta.

Es muy común que nuestra mente intente escapar de la meditación y uno de esos escapes es dormirse. Si identificas la diferencia entre el cansancio y el intento de escape, entonces podrás decidir si debes continuar meditando o no.

Recuerda que toda práctica implica un esfuerzo y una vez superado el obstáculo del sueño, te afectará cada vez menos hasta que desaparezca por completo. Se trata de un entrenamiento gradual pero siempre firme.

2. La picazón

Otro de los obstáculos más comunes a la hora de meditar es el sentir picazón en ciertas partes del cuerpo. Tu primera reacción (la más natural) probablemente sea moverte para aliviar la picazón. Es justamente lo que debes tratar de evitar.

La picazón es uno de los mejores obstáculos a superar ya que nos entrena a no reaccionar instantáneamente a cualquier estímulo que recibimos. Estamos acostumbrados a reaccionar sin pensar, pero con la práctica de la meditación aprenderás a no reaccionar al instante y a comprender que tienes el poder de tomar una decisión frente a cada cosa que ocurre.

Puedes decidir no rascarte y verás que la picazón se va sola. La meditación te muestra que tú tienes el poder sobre tu mente y no al revés.

3. Las pequeñas correcciones de la postura

Comenzaste a meditar en la postura que creías más cómoda. Pero sientes una pequeña molestia en el pie. Luego otra pequeña molestia en un brazo. Sientes que debes moverte un milímetro a la izquierda, luego otro hacia adelante. Y así, comienzas a corregir detalles mínimos de tu postura y pierdes la concentración. Este es otro de los obstáculos más comunes a la hora de meditar.

Como en los obstáculos anteriores, aquí debes aplicar el mismo criterio: encontrar el equilibrio y saber diferenciar entre la verdadera incomodidad y la necesidad de moverte sin motivo. Está muy bien adoptar la mejor postura, y eso también se logra con la práctica.

Pero hay que evitar que estas correcciones mínimas se conviertan en una distracción. Identifica tu postura ideal y trata de mantenerla. Pronto verás que tu mente cede y se concentra en la meditación, dejando de lado todo lo demás.

4. Las distracciones externas

No todas las personas disponen de un lugar absolutamente tranquilo y silencioso para meditar. Especialmente si vives en una ciudad, es muy posible que haya ruidos, tanto durante el día como en la noche. Bocinazos, automóviles que pasan, gente hablando, timbres; hay muchos factores de distracción y tu mente estará muy tentada de entretenerse con cada uno de ellos.

Si bien puede resultar difícil al principio, impedir que las cosas que ocurren a tu alrededor te quiten la concentración es parte del entrenamiento. El ejercicio de la meditación te irá enseñando que puedes dirigir tu atención hacia donde quieras sin importar lo que esté ocurriendo fuera de ti.

5. La pérdida de la concentración

Los vaivenes de la mente son continuos y los pensamientos pasan uno detrás del otro, incluso sin que nos demos cuenta. Durante la meditación, es muy común que tu mente comience a pensar: narra algo que pasó en el día, canta una canción, racionaliza las sensaciones, trae recuerdos del pasado.

En los comienzos de la práctica meditativa es cuando más nos damos cuenta de cuánto ruido hay en nuestras mentes y de la enorme cantidad de pensamientos que la recorren en cada momento. El entrenamiento consiste en ir acallando esos pensamientos poco a poco, no reprimiéndolos, sino dándoles el verdadero lugar que tienen.

Es normal que tu mente esté inundada de pensamientos al principio. La clave está en identificarlos y aprender a dejarlos pasar.

No te involucres demasiado con cada cosa que piensas e identifica cada pensamiento, etiquétalo sin generar una emoción y déjalo ir.

Y siempre vuelve a tu objeto de meditación cada vez que te encuentres divagando sobre otra cosa. Con la práctica, notarás que tu mente se agudiza y se concentra hasta transformarse en un láser que nunca se desvía de su objetivo.

¡La meditación puede cambiar tu vida muy positivamente!